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domingo, 27 de marzo de 2011

Pensamiento del Sombrero Verde

"El verde es césped, vegetación y crecimiento fértil, abundante..."

"Los Seis sombreros para pensar" es un libro escrito por Edward De Bono, en el que se expone una metodología para discusiones y toma de decisiones en grupo, conocida como método de los seis sombreros para pensar

El pensamiento del sombrero verde sirve para el pensamiento creativo, para pensar nuevas ideas, nuevos conceptos y sobre todo más alternativas en la solución de problemas.
El autor sugiere que al pensar con el sombrero verde nos permite pasar al rol creativo, y por ende se deben encontrar nuevas ideas y desechar las viejas, siempre buscando un cambio, incluso menciona que es posible que el uso del sombrero verde es más necesario que el de cualquier otro sombrero.
Al pensar creativamente es posible que en un inicio sea necesario lanzar al aire ideas ilógicas, pero que poco a poco irán tomando forma.
Para muchas personas el pensar creativamente puede ser algo difícil, ya que como dice Bono en su libro, el cerebro humano esta naturalmente hecho para reconocer, enjuiciar y criticar las cosas, es decir, a la mayoría de los pensadores no les gusta salirse de la seguridad que les brindan las ideas probadas, pero de lo que se trata el sombrero verde es ir más allá y encontrar nuevas soluciones, sin embargo dice que el sobrero por si sólo no brinda las ideas creativas sino da a los pensadores el tiempo y ese "foco" creativo para tener las ideas.

El pensamiento del sombrero verde hace uso de pensamiento lateral que tiene que ver con moverse a los lados al resolver un problema para ensayar diferentes percepciones, diferentes conceptos y diferentes puntos de vista. El término cubre una variedad de métodos incluidas provocaciones que nos llevan fuera de nuestra línea cotidiana de pensamiento.

En el pensamiento de sombrero verde el lenguaje del movimiento reemplaza al del juicio. El pensador procura avanzar desde una idea para alcanzar otra nueva.

La provocación es un elemento importante del pensamiento de sombrero verde y se simboliza con la palabra OP. Se utilizan las provocaciones para salir de nuestras pautas habituales de pensamiento.
" ...Los autos op deberían tener volante cuadrado.
...Los aviones op deberían aterrizar patas arriba.
...Los compradores op deberían recibir un pago por comprar cosas.
...Los ejecutivos op deberían autopromoverse.
...Una fábrica op que contamina un río debería situarse río abajo...."

Existen varias formas de plantear provocaciones, incluyendo el método de la palabra al azar.

Un ejemplo sería:

"Supongamos que buscamos una idea nueva relacionada con cigarrillos. La palabra
elegida al azar resulta ser rana.
…Así, tenemos un cigarrillo op de rana. Una rana sugiere salto, por lo que podríamos
tener un cigarrillo que se apague solo al poco tiempo. Esto podría ser de utilidad para
prevenir incendios. También podría permitir que los fumadores den algunas pitadas y
continúen el cigarrillo más tarde. Esto, a su vez, llevaría a una nueva marca llamada
"shorts" ("breves"), que serían efectivamente muy breves y sólo permitirían fumar por dos
o tres minutos."





lunes, 7 de febrero de 2011

El reloj de toda una vida

El hombre caminaba por el mercado cuando se topó con la sección de cosas usadas "cachivaches" como muchos le llamarían, caminó por todos los pasillos repletos de ropa y muebles usados, trastes y juguetes viejos, hasta que se topó con un puesto en particular, que no era más que una lona en el piso con algunas de las cosas más extrañas que había visto el hombre, comenzó a inspeccionar los objetos, entre ellos había pipas con formas extrañas, unas plumas que se veían finas, encendedores y algunas otras cosas que no sabía para que servían, pero fue una sola cosa que rápidamente captó su atención, un pequeño reloj que no sabía exactamente de qué año databa pero se veía muy interesante a simple vista, estaba en una cajita circular de aspecto de cuero café, por dentro tenía un forro de tela en donde contenía el reloj, hecho de metal dorado y finamente detallado de la parte trasera en donde se le daba cuerda, era un reloj muy bello y fantásticamente conservado

– también es despertador – dijo un anciano que había estado sentado del otro lado de la lona, las ganas del hombre por comprar ese reloj aumentaron cuando descubrió que al darle cuerda se escuchaba un pequeño tic toc, el reloj todavía funcionaba, desde siempre le habían llamado mucho la atención los relojes, no sabía porqué pero se le hacían muy interesantes, así que decidió preguntar el precio,- llévatelo-, le dijo el anciano, el hombre se sorprendió y no pudo dejar de preguntarle porque estaba regalando sus cosas, el anciano lo invitó a sentarse en una sillita destartalada al lado de él

- te voy a contar una historia- dijo el anciano, con una voz rasposa que casi no se escuchaba- este reloj le pertenecía a mi abuelo, cuando yo era muy pequeño él me lo regaló y me dijo que debía cuidarlo muy bien, desde ese momento, todo lo que tengo lo cuido mucho, por eso nunca lo usé, al menos no de la manera en que se usa un reloj, toda mi vida la dediqué a cuidar de él, lo mantenía en una vitrina lejos de la suciedad, lo limpiaba con un líquido especial para relojes, incluso lo llevaba con relojeros expertos que me insistían en que no necesitaba mantenimiento pero igual lo mandaba, todas estas cosas que ves aquí son producto de mi obsesión por cuidar las cosas, al no tener un reloj en donde checar la hora nunca tuve noción del tiempo, sólo me dedicaba a cuidar de mis cosas hasta que un día me di cuenta de que estaba viejo, y que hasta me olvidé de tener familia alguna vez, ahora no tengo nadie a quien dejarle todas mis cosas, sería muy tardado tratar de venderlas, pues como no tengo noción del tiempo en cualquier momento podría morir, y mis cosas se quedarían sin dueño, las cosas que tanto cuidé terminarían en un basurero, por eso llévate el reloj, y úsalo, porque al menos el tiene la oportunidad de hacer lo que siempre debió hacer, dar la hora. El hombre no supo que decir, el anciano se separó de él y empezó a sacar más cosas de su maletín para ponerlas en la lona, el hombre se limitó a dar las gracias y se fue, pensando en que esa noche daría cuerda al reloj para despertar a un nuevo día.